miércoles, 27 de julio de 2011

SÉ QUE ESTAS AHI

Cuando empecé en esto, escribía por el mero hecho de que necesitaba expresarme, porque mi mundo era sólo mío y precisaba dar rienda suelta a mi yo. Sin reparar, ni siquiera esperar, que alguien pudiera leerme. Escribir, por el mero placer de escribir... Nada más. La primera señal de que había alguien más me llegó después de varios meses de estar aquí. Me sorprendió. Hasta que... Sí; me gusta saber que tú estás ahí. Tejo mis historias a golpe de ganas, de circunstancias, o de  empeño. La mayor parte a golpe de víscera, y con toda la cabeza fría de que soy capaz... no siempre lo consigo, soy consciente. Algunas salen solas, basta dejarse llevar por la actualidad. Otras; fijo mi mente en ti y busco la inspiración. Voy desgranando las palabras hasta que consigo construir la imagen y la historia que deseo proyectar en estos textos. Cuando lo logro, bufff, el placer que me invade es indescriptible. Me llena más eso, que cualquier elogio. (Algo a lo que, por timidez, nunca sé cómo reaccionar, o responder) Pero si al leer hago que sientas o visualices lo mismo que yo al escribirlo, para mi es lo más. La cumbre de la montaña,  la meta conseguida. A veces, lo que escribo y mi forma de ser te exaspera, y te cuesta un triunfo mantener la calma para no mandarme a...  je, je, je lo sé. Sé que en esos momentos, si pudieras, me arrugarías como se arruga un papel donde se ha escrito un borrador  para poder cambiarlo todo y construirme de nuevo. Otras, logro sorprenderte. Quizá sea cuando más disfruto, por ser capaz de recuperar tu atención... A mi cota de vanidad, no perder la capacidad de que descubras cosas nuevas en mí a pesar de todo. Que sigan interesándote las cosas que te quiero contar. De vez en cuando; dejo a un lado esa coraza con la que intento protegerme y doy rienda suelta a mis pensamientos más íntimos, entonces te inspiro ternura; en esos momentos, tal como soy... también lo sé. No te veo, pero te intuyo. No te oigo pero sé que estás. Me gusta pensar que lees. Entonces me inspiro, y doy lo mejor de mí. Me gusta remover tus sentimientos; rabia, sorpresa, ternura... lo que sea, pero nunca dejarte indiferente. Sin falsas posturas, con sinceridad. Diciendo siempre lo que pienso, como lo pienso. Con el máximo respeto... pero sin fingir. Sí, lo vuelvo a confesar, me gusta que estés ahí. Desde que lo sé, me siento menos sola, más comprendida. Quizá eche de menos un abrazo tuyo, sí... pero leer un, te quiero, a tiempo, causa el mismo efecto. Son las palabras mágicas que, en mi mundo, abren las puertas de todos los sentidos.
Gracias. Gracias por estar ahí... no me falles, por favor, necesito saber que estás.

Coraima...

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